Horchatería Dolz: Avd. Blasco Ibánez 84 en 46021 Valencia (España)

Luces y sombras.

.
En un lejano país en el cual sufrí uno de los enamoramientos más grandes de mi vida, le llamaré flechazo, porque eso es lo que sucedió, por ambas partes. Cada uno con su pareja y fue conocerle y encontrarme en otra dimensión. Ahí fue mi primera entrada y salida por un tiempo de las copas. Como pensé que tenía que disimular un poco decidí tomar un cóctel y fue peor el remedio que el enamoramiento mútuo. Con la copa yo sólo tenía ojos para él y el maravilloso ejemplar que estaba viendo de todo. Ambos dos dejamos de mirar y atender a los demás, creo que todavía no se han recuperado de la impresión. No había sido premeditado. Era la segunda vez que nos veíamos y todo se desbordó, hasta la copa.

Nuestras respectivas parejas pasaron a un segundo plano, cual película de Woody Allen. Nosotros solo veíamos luces y sombras. Nos comíamos con la mirada, algo que nunca había sucedido en mi caso. En el suyo tampoco, me confesó al día siguiente. Vinieron los enfados después, el de mi pareja y el, más peor todavía, de la suya. Los celos de mujer herida que dan ganas de matar con la mirada. Yo le tenía que ver todos los días, a ella no.

Llegaron las sombras, cada día pensaba que tenía que abandonar el país y que allá quedaría el amor de mi vida. Sin tocarnos siquiera, atraídos por una fuerza desconocida que nos dejaba sin aliento. En ese tiempo, un mes, nunca pudimos estar a solas. No nos hizo falta. Yo acabé con mi pareja y él con la suya y tuve que partir y olvidar fue imposible. Todo lo que me grabó en unos casetts lo conservo. Su voz, sus canciones, dibujos. Tantas cosas que ha llegado la nostalgía al escribirlo..

Cuando he visto el maravilloso cóctel «Luces y sombras» He decidido volver a soñar con sus ojos y las manos maravillosas que un día me rozaron.

Gracias, Juan, por hacerme recordar que bastan unos ojos y una copa en la mano para volverse loca.

Blanca Martín.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

8 comentarios

  1. A lo mejor lo disfruta más de uno, el maravilloso cóctel y la historia que contiene el relato.

    Seguiremos siendo así, dando sin mirar a quién.

    Un abrazo de los grandes y sentidos.

    1. Muy cierto, Javier, esas miradas hay que vivirlas alguna vez, o más, para saber que uno no se acostumbra y que hay que tener ojos para todo.

      Gracias 😉

      1. Siempre he creído en el poder de la complicidad visual, en la confrontación y la huída de ligeras miradas, en el infravalorado mensaje del parpadeo y en el torrente de abrumadora vergüenza que te torna cabizbajo. Tengo un millón de capturas furtivas al albur de presuntas emociones, son relámpagos de amor dosificado que comportan un sinfín de sensaciones. Declaraciones de intención en dulce latencia que ocupan su pequeño lugar en nuestra historia.

  2. Muchas veces las palabras sobran, y en una mirada entregas el alma y el corazón, es un instante y se convierte en una eternidad, y con el tiempo se convierte en ese recuerdo que hace erizar la piel y llenarse el alma de melancolía… Siempre rendida a los pies de tus hermosas letras Blanca…